La furosemida es un medicamento diurético ampliamente utilizado que aún puede administrarse utilizado para el tratamiento de presión La presión arterial alta, por ejemplo, también ayuda a prevenir complicaciones como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y problemas renales.
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Acción de la furosemida
La furosemida pertenece a la clase de medicamentos llamados diuréticos. Por lo tanto, la furosemida se usa principalmente para tratar la retención de líquidos y reducir la presencia de líquidos adicionales en el cuerpo.
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Esta retención de líquidos también se conoce como edema, que puede ser causada por afecciones como problemas cardíacos como insuficiencia cardíaca, problemas hepáticos como enfermedad hepática y problemas renales como enfermedad renal.
Las personas que sufren de edema pueden presentar síntomas preocupantes y desagradables, como hinchazón en los brazos, dificultad para respirar, hinchazón en el abdomen y las piernas.
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La furosemida es una “pastilla de agua”, por lo tanto, tiene una acción diurética que induce a la persona a orinar más y, como resultado, ayuda al cuerpo a eliminar el exceso de líquidos, sin mencionar el exceso de sal en el cuerpo.
Básicamente, la furosemida actúa sobre los riñones para aumentar el flujo de orina y reducir la retención de líquidos.
El mecanismo de acción consiste en la acción diurética del medicamento, que aumenta la excreción de sodio y líquidos a través de la orina.
La retención de líquidos es la hinchazón del cuerpo, que se presenta preferentemente en zonas como brazos, piernas, cara y abdomen.
Para identificarlo, al presionar sobre la región hinchada, es posible notar un hoyuelo que se forma durante unos minutos.
Entre los síntomas se encuentran hinchazón, dolor corporal y en determinadas ocasiones, irritabilidad, piel seca, dificultad en la digestión, malestar intestinal.
Cómo tomar furosemida
Efectos secundarios Los posibles factores relacionados con el consumo de furosemida son sensibilidad a la luz, mareos, dolor de cabeza, visión borrosa.
En la mayoría de los casos, estos son síntomas que desaparecen a los pocos días de su uso inicial. Si estos efectos secundarios empeoran o persisten, es imprescindible consultar a un médico e informarle de la situación.
Para reducir el riesgo de vértigo y mareos, el consejo es evitar levantarse bruscamente al estar sentado o acostado.
Si se usa en exceso o sin el asesoramiento médico adecuado, la furosemida puede provocar una deshidratación grave, sin mencionar la pérdida de sales y minerales que son importantes para el metabolismo.
Cuando esto sucede, se notan efectos secundarios más graves derivados de la deshidratación, como: debilidad, cansancio, calambres musculares, mareos intensos, confusión mental, somnolencia, desmayos, náuseas, boca seca o sed excesiva, vómitos, latidos cardíacos irregulares o acelerados.
Los efectos adversos aún más graves y raros que requieren atención médica inmediata incluyen entumecimiento, hormigueo y cambios en la cantidad y el color de la orina que indican problemas renales.
Todavía hinchazón en piernas y brazos, cambios en la audición como sordera prolongada o permanente o pérdida de audición.
Y ojos y piel amarillos que indican problemas hepáticos, dolor abdominal o de estómago.
¡Precauciones!
Estos últimos efectos secundarios son bastante raros, sin embargo, pueden ocurrir y en estos casos es esencial recibir ayuda médica inmediata.
Y, si detecta algún signo de reacción alérgica a la sustancia, como picazón e hinchazón en zonas de la cara, garganta y lengua, erupciones cutáneas, mareos intensos o dificultad para respirar, debe buscar asistencia médica inmediata.
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